Por Redacción Doctor Vago.
Nuestro mayor miedo previo a la primera guardia de la residencia (y de las siguientes, el sentimiento cambia pero permanece dentro): tener un paciente grave y/o una situación de urgencia médica durante tu turno. Lo primero que deberás hacer es, mantener la calma. Sí, recuerda este primer punto ya que parecerá lógico por ahora; sin embargo, resulta difícil mantenerlo en mente en situaciones de estrés en el hospital. Para lograr pensamientos claros y acciones eficientes deberás alejar el miedo y la angustia de no ser capaz de mantener con vida a tu paciente.
Empecemos ahora con la siguiente situación común dentro de las guardias de los residentes: el equipo de enfermería reporta un cambio en los signos vitales y/o en la clínica del paciente y decide avisarle al médico de guardia.
Una vez que te llamen, por más pendientes administrativos (notas de evolución, ingresos, indicaciones, etc.) que falten, siempre la prioridad son los pacientes y a veces lo olvidamos. Por más mínima que sea la solicitud del paciente o del equipo de enfermería, si solicitan a un médico durante tu turno, ¡tómate el tiempo para revisarlos! Son este tipo de “quejas o llamados”, capaces de prevenir situaciones de gravedad con solo la toma de signos vitales, un interrogatorio directo de síntomas o simplemente con la clínica que presenta el paciente al abrir la puerta de su habitación. No lo olvides, ¡una revisión rápida y completa de tu paciente puede llegar a prevenir situaciones críticas durante una guardia!
Una vez estando con el paciente, ¡nunca olvides la toma completa de signos vitales! Muchas veces el paciente podrá permanecer asintomático o con síntomas muy discretos de su padecimiento pero mostrar cambios importantes en el reporte de cifras en los signos vitales. Y más importante aún, realiza una exploración completa para orientar tu sospecha diagnóstica.
Una vez que determinaste que la evolución clínica del paciente empieza a deteriorarse, respira profundo, ¡no estás solo! En una guardia existen residentes de distintas jerarquías, equipo de enfermería y/o adscritos de guardia. Solicita ayuda desde el inicio, el paciente necesita un equipo funcional dirigido por un líder capaz de delegar acciones.
Será de vital importancia, que orientes tu sospecha diagnóstica e inicies tu abordaje con los hallazgos clínicos encontrados y complementes con estudios de laboratorio o imagen de manera dirigida para no perder tiempo en el manejo del padecimiento. No olvides que durante este tipo de situaciones, el estrés es capaz de poner en juego la ejecución de acciones por lo que deberás mantener en cuenta el primer punto: respira.
“La continua autoexigencia destruye.”
Como lo mencionamos en el punto anterior, será importante mantener en equilibrio la exigencia en ti mismo. Exígete aprender, exígete dar lo mejor de ti en beneficio de paciente, exígete transformarte en tu mejor versión. Pero no olvides responsabilizarte de ti y no olvides la importancia de tu bienestar físico y mental. No olvides permitirte “no saber”, pero opta por responsabilizarte en aprender aquello que desconozcas.
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