Por Redacción Doctor Vago
Cada fin de año ocurre lo mismo: nuevos propósitos, nuevas promesas y la idea de que “en enero ahora sí” todo va a cambiar.
Pero el ENARM no funciona con propósitos.
Funciona con procesos sostenidos.
Después de ver pasar a cientos de aspirantes —los que aprueban y los que no— hay una conclusión clara y poco glamorosa: la motivación no aprueba el ENARM; la constancia sí.
La motivación depende de factores que no controlas:
El cansancio del hospital
La carga emocional
Problemas personales
Compararte con otros
El resultado de un simulador
Por eso es inestable.
Hay días que sobra, y otros en los que simplemente no aparece.
Basar tu preparación en “cuando tenga ganas” es una estrategia que falla tarde o temprano. No porque no quieras aprobar, sino porque nadie puede sostener meses de estudio con pura fuerza de voluntad.
Existe una imagen falsa del aspirante exitoso:
Siempre disciplinado
Siempre enfocado
Siempre productivo
La realidad es distinta.
El aspirante que aprueba:
Tiene días flojos
Tiene semanas malas
Se frustra
Se equivoca mucho
La diferencia no está en cómo se siente, sino en lo que hace cuando no se siente bien.
No desaparece.
No abandona el proceso.
No rompe del todo la rutina.
Aquí es donde muchos se confunden.
Constancia NO significa:
Estudiar 6–8 horas diarias
No fallar nunca
No tomarte descansos
Constancia SÍ significa:
Hacer algo, incluso en días complicados
Mantener contacto frecuente con preguntas tipo ENARM
Volver rápido después de una semana mala
No cambiar de método cada mes
Hay días donde la constancia se ve así:
20 minutos
10 preguntas
Revisar errores sin profundizar demasiado
Eso cuenta. Mucho más de lo que parece.
Diciembre es un mes peligroso para el ENARM porque:
Se rompen rutinas
Se normaliza “pausar”
Se acumula culpa
Se idealiza enero como reinicio total
El problema no es descansar.
El problema es desconectarte por completo.
El aspirante constante no busca cerrar diciembre perfecto.
Busca no perder identidad.
Sigue siendo aspirante, aunque estudie menos.
Muchos llegan a enero con:
Expectativas irreales
Planes imposibles
Ansiedad acumulada
Ganas de “recuperar todo”
Eso suele terminar en:
Sobrecarga
Cambios de método
Abandono temprano
El aspirante constante llega a enero distinto: no descansado al 100%, pero con inercia.
Y la inercia vale más que cualquier pico de motivación.
El ENARM no evalúa entusiasmo.
Evalúa toma de decisiones bajo presión.
Eso no se entrena con maratones esporádicos de estudio, sino con:
Repetición
Exposición constante a preguntas
Errores acumulados y corregidos
Familiaridad con el formato
La constancia reduce la ansiedad, mejora la velocidad mental y hace que el razonamiento clínico sea automático.
No es decir:
“Este año sí voy con todo”.
Es poder decir:
“Aunque hoy no tenga ganas, no me desconecto”.
Si hoy estás cansado, baja la intensidad.
Si hoy no puedes estudiar bien, estudia poco.
Pero no rompas la cadena.
El ENARM no se gana con semanas perfectas.
Se gana con meses suficientemente constantes.
Si este diciembre no puedes hacerlo ideal, hazlo sostenible.
Eso, a largo plazo, es lo que marca la diferencia entre intentar… y GANAR.
50% Complete
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua.