Primera guardia hospitalaria #ENARM

Por Redacción Doctor Vago.

¿En algún momento pensaste que sabías menos conforme más avanzabas en la carrera de Medicina? Nos atrevemos a suponer que el 99.9% contesto que sí y que ayudamos a detonar ese sentimiento de ansiedad que nos caracteriza. Sin duda, ese sentimiento de satisfacción de “retención de información”, NUNCA llega. Eso debería darte un poco de paz a tu impotencia, ¿cierto?

 

El primer día del último semestre, la primera guardia de internado, la primera consulta médica en tu pasantía y ahora, la primera guardia en hospital Parece un chiste malo que jamás termina, pero es cierto, en la vida médica como en la vida misma, uno nunca termina con sus “primeros días.” Así que toma un café y detente a analizar cada palabra que intentamos transmitirte para lograr calmar esa intranquilidad a lo desconocido.

 

Tratemos ahora de descifrar ese miedo a lo desconocido, ¿por qué creemos que somos los únicos en vivirlo? El mundo tiene miedo de aquello que desconoce, tiene miedo de salirse del camino, la incertidumbre lo incomoda y lo pone a prueba. El primer día de trabajo, la primera salida con el que te gusta, la primera entrevista y el primer día de clases, todos pasan por ello y nadie sufrió más que una taquicardia con palpitaciones y probablemente cambios en el hábito intestinal un día previo, pero nunca más de ello. Así que no te preocupes de la incomodidad de lo que desconocemos, aprende a disfrutar ese sentimiento y a dominarlo.

 

Ya que entendimos que es normal ese sentimiento que estás experimentando previo a tu primera guardia, en donde crees que no has aprendido y que probablemente debiste haber repetido la carrera de Medicina para lograr retener más información, llegó tu primera guardia en el hospital. Parecía tan lejano ese momento en el que la gente te recibiría con un “¿qué indicación quiere para el paciente Doctora.?”, no te emociones, probablemente seguirás recibiendo un “¡ya le dije a su compañero toda mi información, ahí esta en el expediente!” o mejor “¿a qué hora llega el Doctor?”. Tampoco olvidemos los datos importantes que los pacientes deciden omitir durante nuestro interrogatorio para decirlo sólo en frente del médico tratante (pieza clave para integrar el diagnóstico del paciente, por cierto). Pues ¡bienvenido de nuevo a ser el eslabón más débil de la cadena!

 

Ahora hablemos ya de la primera guardia, primer día que no sabes hacer absolutamente nada. ¡Parece que hasta olvidaste la razón por la que decidiste ser Médico! Ese sentimiento, también es un pensamiento compartido, pero siempre “todo se acomoda y se logra disfrutar al final del camino” (probablemente los médicos tardemos más en percibir esa satisfacción, pero prometemos que si llega.) Es normal sentirnos así hasta con el tema administrativo; recuerda estas palabras: al iniciar la vida hospitalaria, es más papeleo que lo que uno tiene que llevar al SAT. Siempre algo te va a faltar, pero tranquilo, tienes 365 días al año para aprender a hacerlo. Esperamos (así como tus R más) que no tardes tanto en hacerlo… pero a lo que queremos llegar, es que, siempre estará alguien para resolver tus dudas.

 

En la primera guardia, no dormirás y probablemente ni sientas la fatiga extrema, pero no te emociones y espera a tu segunda semana. Todo era consecuencia de esa emoción llena de catecolaminas. Probablemente también durante la primera guardia y las consecuentes, no serás capaz de darle un trago de agua a tu botella de 2 litros o de darle un bocado a la comida (ni si quiera hablemos de tus necesidades básicas).

 

Siempre la jerarquía médica será un tema que solo los médicos entenderemos. Resulta difícil pensar que existe el abuso emocional sobre la misma. Es aquí donde no podemos prometerte que será fácil; sin embargo, aprende a escuchar y a respetar la opinión ajena. Muchas veces a los médicos, sin importar la jerarquía, nos cuesta entender que alguien domina un tema mucho más que nosotros mismos. Lo que sí podemos recomendarte es nunca retar a nadie, ni si quiera tu siendo el residente de mayor jerarquía, ya que siempre existirá alguien con mayor conocimiento. Aprende a ser amable y a escoger tus batallas.

 

Responde de manera amable y atiende siempre el pedido de enfermería. Al final, uno olvida que fungimos como equipo de aliados en donde el trabajo de uno se desenvuelve a partir del otro. Mantén siempre una buena comunicación y un sentido de compañerismo con el equipo de enfermería, ya que son ellos los que siempre son capaces de distinguir entre un deterioro subclínico y/o inminente en el paciente mientras tu estás pasando visita, escribiendo indicaciones o acabando papeleo administrativo.

 

Probablemente olvides hasta el orden de la historia clínica, dudarás de qué analgésico darle a tu paciente y correrás en círculos con un paciente sufriendo dolor torácico o con TAM <65 mmHg. Con todo esto, recuerda: ¡NO estás solo y para eso existen jerarquías en las cuáles por experiencia podrán acudir en caso de que lo necesites!

 

Aprenderás a vivir cansado para apartar los eventos sociales y familiares que quieras disfrutar, aprenderás a desvelarte con tal de ir a la fiesta más esperada y tu familia aprenderá a no llevarte al cine a ver una película postguardia. Lo importante aquí es, no dejes de hacer las cosas que disfrutas y que te alejen del trabajo y del estrés emocional. Busca despejar tu mente en el ejercicio, en la música o en la pintura. ¡No dejes de vivir y que el cansancio te consuma!

 

Con todo y los malos ratos, la pesantez del cuerpo y el cansancio acumulado, el primer año de guardias hospitalarias es de lo más gratificante, ya que al final, lograrás percibir el mayor crecimiento de todos. Bienvenido al año de trabajo en donde tu mejor amigo y peor enemigo, serás TÚ mismo.

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